Ciertamente las descripciones de Villena y de Fernández y Pérez no dejan lugar a dudas: se refieren al dintel que hemos descrito en el exemplum. El primero dice explícitamente "piedra de granito que servía de architrave a la puerta... que tiene de largo dos tuesas y dos pies (462 cm) y de ancho un pie y dos pulgadas (60 cm)". La figura que acompaña es también la de un dintel. El segundo dice también "una soberbia piedra berroqueña en forma de lintel como cinco varas de largo (415 cm) y una en cuadro de grueso (83 cm)". Las medidas son menos exactas que las de Villena, pero Fernández y Pérez se expresa de forma aproximada ("como de cinco varas") y yerra también en el año del hallazgo (dice que Villlena estuvo en 1794-1795, pero éste firma su informe en 1791), porque no vio la pieza sino la copia que se hizo de ella, ya que dice expresamente: "En cuya piedra se halla grabada en letras de gran tamaño y hondas, que sin duda estuvieron embutidas en bronce, una inscripción que copiaron algunos curiosos... Y los naturales de Mérida en lugar de aprovecharse del trabajo hecho y seguir desmontando y limpiando los escombros que ocultan y ciegan lo interior y exterior de este edificio, volvieron a rellenar la excavación y dejaron otra vez plano el terreno para sembrar habas y forraje, que es el uso que en día tiene" (Fernández y Pérez 1857, 44-45).
Podría pensarse que las descripciones de Laborde y Juan Fernández corresponden a la inscripción en letras de bronce, de la que solo quedan los agujeros. Ésta efectivamente está escrita en dos líneas, pero tampoco coincide con el texto, porque lo transmiten ambos anticuarios es TRIB·POT, mientras la de bronce decía TRIB·POTEST. Podría pensarse en otra inscripción, hoy desaparecida, que se habría llevado a casa de D. José Cervantes (ERAE 123), pero coincidimos con García Iglesias en desecharlo. Como él mismo razona "lo de hondas no cuadra con los dinteles agujereados y sí con los dinteles de los parodoi, y además el autor da la medida del fondo de la piedra, lo que en modo alguno puede aplicarse a un epígrafe no exento". Y tampoco es fácil trasladar una piedra de semejante tamaño, la cual reapareció después en las excavaciones que hizo Mélida en el mismo teatro romano y en la misma zona (la parte occidental).
Efectivamente, en el teatro se grabaron varias inscripciones que se hallaron en él durante las excavaciones de Mélida, de modo que probablemente, y como también apunta García Igesias, lo que Juan Fernández vió en casa del Sr. Cervantes fue una copia del texto ("que copiaron algunos curiosos", como dice Fernández y Pérez). Lo que seguramente nunca estuvo en dicha casa fue el soporte.
El programa propagandístico del teatro se diseñó así: dos inscripciones grabadas en las puertas de acceso desde el exterior, las dos en letras de bronce y a considerable altura, de manera que todos los asistentes podían leerla al entrar. Otras dos en los párodoi, casi a la altura de los ojos, "con letras de gran tamaño y hondas" (Fernández y Pérez), de manera que las leyeran al salir de la función. Y otras dos más quizás en la frons scaenae. Por distraído que fuera cualquiera, es difícil que no viera alguna de las inscripciones que necesariamente tenía que ver (una como mínimo a la entrada y otra en la frons scaenae). La disposición estaba sabiamente distribuida. Hay que aclarar el equívoco que se ha originado con las letras estucadas y broncíneas. Fue Fernández y Pérez (ibidem 45) el primero que dijo del lintel, "en cuya piedra se hallan grabadas en letras de gran tamaño y hondas, que sin duda estuvieron embutidas en bronce, una inscripción que copiaron algunos curiosos". La idea la repite todavía Álvarez S. de Buruaga (1982b, 311): " Son dos [las inscripciones que hacen mención a Agripa] que se ven en los parodoi y que llevarían letras de bronce". Tal como han llegado a nuestra época las inscripciones de los párodoi no presentan huella alguna de haber tenido letras de bronce, sino, como dicen Mélida (1911, 188) y Macías (1929, 76), fueron pintadas en rojo, que por su color llamativo, podían ser leídas con facilidad.
Villena había empezado excavando en la parte derecha del teatro (es decir, en el sector oeste) y por aquí comenzó también Mélida en 1910: "Se plantearon las excavaciones desde el ángulo derecho del hemiciclo hacia el centro" (Mélida 1910, 312). Por eso ambos vieron el mismo dintel, que fue el que seguramente los emeritenses mostraron a Laborde, ya que este visitó Mérida apenas 20 años después de las excavaciones de Villena, cuando aún vivirían testigos de ellas. Por eso Mélida escribe (1925, 143, n. 707): "Descubrió la inscripción al excavar por un costado del semicírculo, por los años de 1794 a 1795, el portugués don Manuel de Villena; volvió a descubrirse poco más tarde en presencia de Laborde, y siendo por ello conocida aunque volvió a quedar oculta, la registró el prof. Hübner en el Hábeas, bajo el núm. 474 y el P. Fita bajo el 58, en su Memoria sobre las inscripciones de Mérida (BRAH, t. XXV, 1895 [sic.], página 101). Descubierta al fin por mi en 1910 y comunicada al P. Fita, aparece publicada de nuevo en el expresado Boletín académico del año siguiente /t. LVIII, pág. 187".
Todo ello se puede apreciar ahora con toda claridad, constrastando la edición de Villena realizada por Canto (2001, 125-128 y 145-147) y la foto de Mélida (Fita - Mélida 1911, 188). Puede constatarse en las figuras correspondientes (Villena apud Canto 2001, 127 y 147) que Villena excavó en el sector del párodos oeste, lugar al que también corresponde la foto de Mélida citada. Únicamente hay que rectificar un error tipográfico que se ha deslizado en la lámina XIX (Canto 2001, 128), en cuyo pie se dice "iter o acceso este". Si alguien se sitúa en el teatro romano con la foto en la mano, comprobará que esta foto, cuya autoría es "anónima" para la RAH, es la que publicó Mélida, y sólo puede corresponder al párodos oeste.
Arbaiza - Heras (1998, 319-320, nº 5, lám. 5) reproducen el dibujo de Fernando Rodríguez, discípulo de Manuel de Villena, dibujo que ya había sido reproducido por Canto (2001, 165). Cf. también HEp 8, 1998, 31.
La inscripción repite en una línea el texto de la versura oriental (CIIAE 4) con la única diferencia de poner POT en lugar de POTEST, igual que en la inscripción gemela del dintel del parodos este (CIIAE 3).
Fecha: 1 de julio de 16 a. C.-30 de junio de 15 a. C., cuando Agripa desempeñó la 3ª potestad tribunicia. En el 24 a.C. la fechó Macías erróneamente (inde Almagro Basch).