Las letras son elegantes capitales características de la epigrafía de época visigoda. Destacable es el nexo NT en línea 2, el dibujo de las Q (abiertas por abajo), de las R (anchas y sin cerrar el óculo) y de las dos A en el mismo renglón 4, ambas rematadas arriba por un trazo horizontal, pero la primera con su travesaño angulado y la segunda con el mismo recto. Paleográficamente guarda cierta similitud con el epitafio emeritense del archidiácono Eleuterio del año 605 (CICMe 37.c), en el que también observamos un nexo bilítero, así como una combinación de Aes con el travesaño en ángulo y otras con el mismo recto. Además la única Q que se grabó es de un trazado casi idéntico. Por otra parte el texto ya no va rodeado por láurea como los anteriores epitafios grabados en la misma lápida (v. CILAE 1287).
HEp 2016-2017, 41
En el espacio libre que quedó a la izquierda de la última línea se grabó, burdamente, por otra mano la palabra TIBI, sin ninguna relación sintáctica con el resto del epitafio; por lo que debemos suponer que fue un añadido posterior a modo de dedicatoria personalísima (“para ti”) realizado por alguien muy cercano al difunto.