Letras, las conservadas enteras, librarias elegantes. A juzgar por el espacio interlineal, puede faltar algún renglón intermedio más corto, del que no ha quedado nada.

No conocemos el lugar de aparición de este fragmento. En 1894, cuando lo publicó Fita, ya estaba en los fondos del Museo.

J.C.E. (2019).

Ver también fotos en CERES - MNAR.

La monumentalidad del epígrafe con una ornamentación tan rica y bella no es habitual; elementos similares, quizá pertenecientes a un mismo taller, se encuentran en otras placas de Mérida: por ejemplo, la placa de [- - -]ia Q. f. Amoena (CILAE 114) y otra fragmentaria sin epígrafe conservado (Peña Jurado 2009, 545-546, nº 44, fig. 65), o la placa monumental de una niña (CILAE 164 = NEFAE 55; cf. las placas funerarias del flamen colonial y provincial y IIuir de la colonia C. Pompeius L. F. Pap. Priscus (CILAE 523) y de otro IIuir, [- - -] Vege[- - -], fragmentada (CILAE 989)).
Conserva dos líneas de inscripción que nos indican que se trata de la memoria funeraria de un varón y que el dedicante era su hermano o hermana, de los que no podemos identificar su condición jurídico-social.
Entre las dos líneas conservadas hay un amplio espacio, donde pudo haber una línea centrada que se ha perdido. La primera línea termina con ANN, de manera que no contiene la cifra de la edad, que estaría centrada en la línea siguiente.
Puede datarse en época flavia o primera mitad del s. II por la decoración.