Sin embargo Ángel Ventura, por la disposición del texto y la ausencia de abreviatura, no cree que se trate de la indicación de la edad de un epitafio, sino más bien la indicación cronológica de la era local mediante la fórmula anno coloniae al final del titulus de un monumento oficial. Además por la paleografía propone fecharse en el siglo II d.C., momento en el que se documentan en Mérida el resto de inscripciones que mencionan este tipo de era local.