Todos los nombres son latinos y no tienen otra particularidad. Los difuntos son L. IVLIVS RVFVS y IVLIA SABINA, hija de L(VCIVS). El dedicante es T. IVLIVS, sin duda el mismo que la inscripción CILAE 302, cognominado MODESTVS o MODESTINVS (aunque en esta inscripción se omite). A la vista de ambos epitafios, con un mismo dedicante, García Iglesias ensayó el siguiente esquema familiar:
"Las filiaciones que se nos dan no nos han permitido, junto con los nomina, establecer las relaciones padre-hijo. El único lugar a la conjetura es el matrimoniuo de T. IVLIVS y ANNIA SABINA, avalado por el hecho de que una presunta nieta de ambos lleve de nuevo el cognomen SABINA. No conocemos la filiación de IVLIVS RVFVS, padre indudablemente de IVLIA SABINA; podría por tanto ser hermano de T. IVLIVS MODES[- - -], el dedicante de ambas ápidas, siendo ambos hijos de otro T. IVLIVS a quien no se menciona excepto en la filiación de IVLIVS MODES[- - -], el citado dedicante. En este último caso, IVLIA SABINA sería sobrina carnal de IVLIVS MODES[- - -] y sobrina poítica de ANNIA, con lo que no se explicaría tan fácilmente la adopción del cognomen de una por parte de la otra. Nos decidimos, a la vista de las dificultades, por el esquema propuesto y calculamos que, entre una y otra inscripción, mediarían varios años, ya que se citan individuos de cuatro generaciones. Si la similitud de textos, en paralelismo perfecto, da la impresión de ser contemporáneos [no referido a las características formales ni a la paleografía, ya que nada dice Forner y los originales no existen], podríamos pensar que al grabar el texto de los dos últimos fallecidos se encargó otro epígrafe para los dos otros difuntos de la familia, sepultados en el mismo terreno funerario privado y muertos quizá varios años antes. Además, aún suponiendo que las aras sean de épocas ligeramente distintas, siempre cabe la posibilidad de que el lapicida de la segunda imitara intencionadamente la primera por expreso encargo del dedicante de ambas", García Iglesias.
Por otra parte, no se nos dan las edades, con lo que se nos priva de datos muy significativos.
Fecha: primera mitad del siglo I d.C. por las fórmulas usadas (Edmondson).