Augu[stalis - - -]
Cf. Ramírez Sádaba 1993c, 394; Saquete Chamizo 1997, 145 y 174; Ramírez Sádaba 2019 [2020], 202.
Si reconstruimos el segundo término a partir de lo conservado, con la rotura se han perdido cinco letras; puesto que el texto se encuentra centrado en el eje de la placa, al nomen le faltarían dos letras y, seguidamente, cabrían otros cuatro o cinco caracteres. Con mayor probabilidad podemos pensar en un cognomen corto, tipo Carus, Celer, Felix, Gallus, Lupus, Niger, Rufus, Vettus, etc. (cf. Hidalgo Martín et al. 2019, 531 ss.).
Por otro lado, aunque menos probable, Augustalis podría ser el cognomen del personaje del titulus y no la indicación de su augustalidad (cf. la placa para la liberta Aponia Mandata: NEFAE 45). Esto permitiría que tras Papirius pudiera aparecer la filiación y la mención a la tribus (de ser ciuis de pleno derecho). Uno de los factores que anularía la posibilidad de que estemos en presencia de un Augustalis es que normalmente en la epigrafía emeritense los Augustales tendían a expresar su origo antes de la mención de su augustalidad, cosa que, por espacio, no podría ser, como en los casos de L. Postumius L. lib. Gal. Apollonius Norbensis Aug(ustalis) (AE 1997, 781), L. A[- - -] Afric[anus] Emerit[ensis] Augustai[s] (HEp 7, 126) (Hidalgo Martín et al. 2019, 280). Por el contrario, y a favor de nuestra primera hipótesis, contamos con la inscripción de C. Iul. Successianus Augustalis Emeritensis (AE 1997, 778) y la puesta por M. Acilius Hymnus Augustalis (AE 1962, 63).
García Iglesias en ERAE añadió que "no sabemos si falta algún renglón más corto por las siglas rituales y en letras de menos tamaño. En el margen inferior que media entre la segunda línea y la moldura hay espacio suficiente para ello". Descartamos la idea de la existencia de una tercera línea más corta, centrada y de menor tamaño, centrada en el eje de la placa, ya que no se conservan restos de ningún trazo, que hubiera desaparecido con la fractura, o que el monumento se encuentre sin finalizar. En este caso se pretende destacar el nombre y el cargo del dedicado.
El texto carece de fórmula funeraria alguna: por tanto, habría que pensar en una placa honorífica a un sacerdote de culto imperial.
Fecha: La sencillez del formulario apuntaría al siglo I d.C.