De la lectura de la lín. 3 propuesta por Ramírez Sádaba, avalada por los dos primeros rasgos conservados, resulta un texto de tres líneas con similar número de letras; las medidas señaladas en la pedatura por Ramírez Sádaba son las estándar de los monumentos funerarios emeritenses, las mismas del mausoleo de los Voconios. Caius Voconius, veterano instalado en Augusta Emerita, colocó una estela, siguiendo la tradición más puramente itálica, para él y su esposa; en ella sólo grabó lo imprescindible: su nombre, sin cognomen (que por entonces no se solía anotar), el de su esposa y la pedatura; no hizo mención de su condición de veterano, probablemente porque en el momento, si se considera que Voconius llegó con la primera deductio de la colonia, no era un rasgo distintivo: todos eran veteranos.
Por tanto, podría corresponder al primer monumentum de granito sobre el que años después se levantaría el edificio funerario de los Voconios, ya que casualmente el comienzo de las dos primeras líneas conservadas coincide con el comienzo de las dos primeras líneas de la placa de mármol que se colocó en la fachada del mismo edificio (ver CILAE 741). Antes de construirse el edificio de los Voconios tal como podemos admirarlo hoy, hubo unos enterramientos previos, los del matrimonio formado por C. Voconius y Caecilia Anus, que se señalizaron con una estela de granito donde figuraban sus nombres y las medidas del terreno reservado para la sepultura; después el hijo de ambos reutilizó esa estela con el fin de monumentalizar dicho espacio funerario, construyendo un mausoleo familiar más acorde con la posición social que había alcanzado el descendiente de uno de los primeros veteranos de la colonia y coincidiendo con la «urbanización» de toda esa área funeraria, en la que se trazaron calles y se levantaron otros mausoleos, hacia el 35 o 40 d. C. El mausoleo de los Voconios se habría levantado sobre el terreno previamente reservado por sus padres y cuyas medidas (ahora perdidas) aparecían en esa primera inscripción, colocando en su frontispicio la placa de mármol CILAE 741.
Se considera plausible datar la inscripción en la primera mitad del siglo I d.C., concordando con los datos aportados por el registro arqueológico.