Se  desconocen  las  circunstancias  exactas  de  su  hallazgo,  aunque  probablemente apareciera durante la construcción de algún edificio en Mérida. Fue confiscada durante una  operación  policial  contra  el  trafico  ilegal  de  antigüedades  en  septiembre  de  1994. Hasta al menos el año 2000 permaneció en depósito en el MNAR de Mérida, pero después por mandato judicial fue devuelta a su poseedor, cuyos datos desconocemos.

Cara A): Para  la  primera  línea  conservada  Saquete Chamizo  apunta  la  posibilidad  de  reconstruir  un  nomen como [Corne]lio, [Caeci]lio,  etc.,  de  suerte  que  las  letras  que  se  aprecian  en  la  siguiente  podrían  corresponder a un cognomen como Aurus, Scaurus, Laurus, Taurus o Maurus. Por la forma de las  letras  y  porque  sería  una  dedicación  a  un  personaje  –desconocido–  en  uno  de  los  espacios públicos de la colonia, se data en el periodo Imperial, entre los siglos I y III d.C.
Cara B): Inscripción grabada con posterioridad a la de la cara A, la cara opuesta, en la que se puede identificar al senador y consul ordinarius del 340 Septimius Acindynus, prefecto del pretorio en Oriente en 338-340, corrector  Tusciae  et  Umbriae  seguramente antes de su llegada a Hispania y agens  vices  praefectorum  praetorio  en  la  Diocesis  Hispaniarum  entre el 317 y 326, o más exactamente entre el 324 y 326 si es correcta la restitución del epígrafe de Tarragona a nombre del César Crispo (Edmondson 2016c, 204-206; cf. Alföldy, CIL II²/14, 945, Tarraco). Es bastante posible que fuera una dedicatoria del ordo decurionum emeritense.
Se  trataría  del  primer  testimonio epigráfico de un vicarius Hispaniarum encontrado en Augusta Emerita. Unos años después, en 2005, sería descubierto el segundo testimonio, el del vicarius Octavius Clarus, de la época del emperador Graciano (ver aquí mismo CILAE 1624).