Velázquez Jiménez entendió que la M era parte de la filiación, de manera que desarrolló M(arci) f(ilia), pero no es un desarrollo seguro. A juzgar por la ordinatio de las líneas 2 y 4, parece que se ha perdido la mitad de la pieza, como ya lo manifestó el propio Velázquez. En función de las proporciones habituales de las placas (módulo de 2/3, alto x ancho), la anchura podría oscilar entre 65 y 70 cm, de modo que el eje pasaría por la interpunción. Así pues, al nomen podría seguirle la filiación y un cognomen corto (de 4 letras) o directamente el cognomen de 6 (como Helvia; es decir, un cognomen como Marcia, atestiguado en Mérida). Por eso hemos preferido no desarrollar el exemplum.
Por la misma razón, aunque FLAMIN[ICA] parece ocupar el centro de la línea, el sustantivo podría estar abreviado seguido del adjetivo PERP. (perpetua), también abreviado (cf. CIL II 494). La línea 3 podría ser PROVINC·LVSITAN (mismo número de letras), y en la última parece que no cabe más que la forma de deposición, perfectamente centrada con el eje de simetría.
Velázquez Jiménez considera que "inscripciones con unas capitales, semejantes a las que nos ocupan, han sido datadas en el amplio espacio de tiempo que va desde la fundación de la colonia hasta la segunda mitad del siglo II". Por nuestra parte pensamos que la ausencia de la fórmula DMS y la simplicidad de la fórmula final aconsejan no rebasar mucho la mitad de siglo, y como el flaminado se desarrolló a partir de Tibero, proponemos fecharla entre el 30 y el 70 d.C.