La costumbre de enmarcar inscripciones en edículas coronadas por un frontón era antigua en Hispania. La tradición de origen pagano la hicieron suya el cristianismo y el judísmo hispánicos, como revelan los muchos ladrillos hechos a molde, que, con motivos múltiples, han debido pervivir en los siglos V y VI. La edícula fue tan popular en el Oriente bizantino como en el Mediodía español, cuyos ejes parecen asentarse en Córdoba y Mérida.
En cuanto al significado, la placa da a entender que el alma, generada probablemente por el fuego primoridal del sol, hace escala intermedia (sedes) en la luna antes de descender a la tierra a encarnar un cuerpo, y que a la luna ha de volver al morir la persona y repetirse el proceso en sentido inverso. Es la doctrina estoica, adoptada y reelaborada por los caldeos, maniqueos, herméticos, mitraicos y otras sectas. Es, por tanto, una concepción culta o semiculta, lejana de la piedad popular (los buenos al cielo, los malos al infierno), pero no puede concretarse la secta a la que pertenece.
Por el tipo de edícula y la afinidad de la placa con un cancel emeritense decorado con una serie de tres edículas, se propone la segunda mitad del s. VI d. C. o principios del VII (Blanco Freijeiro). Cruz Villalón dice (1985, 35, n. 57) que "los rasgos paleográficos de la placa de la luna apuntan al siglo IV"; y más adelante (1985, 275) que "parece estar formada bajo influjos claramente africanos". Posteriormente (1995, 159-164) examina las concomitancias de este texto con los de los salmos e insiste en los errores ortográficos (que considera propios del latín tardío) y en el ambiente religioso del siglo IV. Lo asocia, además, con la estela de Quintanilla de Somoza, también datable en el ambiente religioso de los siglos III y IV. Aunque observa que el uso de esta simbología, como exaltación ortodoxa en momentos de efervescencia herética, "es la que no permite ... definir si el uso de estos signos de la placa de la luna fue pagano, cristiano o herético" (1995,164), las características parecen las propias del siglo IV d.C.
Barrera Antón - Nogales Basarrate (2001) ven en el relieve y su inscripción connotaciones priscilianistas; y los datan también en el siglo IV.
Para Barroso Cabrera - Morín de Pablos (2001), la inscripción es una fiel reproducción de una fórmula litúrgica destinada a la celebración de la Epifanía del Señor, cuyos versos se basan en el salmo 71 y en otros semejantes de la Escritura, como el salmo 88, todos ellos de carácter mesiánico y atribuidos a Salomón. Este cancel pudo haber formado conjunto con otro que iría decorado con la imagen del astro solar, igualmente bajo edículo «avenerado», pero con la inscripción Ante solem permanet nomen d(omi)ni. Ambos servirían de cerramiento al santuario y probablemente irían acompañados de sendos cortinajes que velarían por completo la visión de los oficios divinos. Por su contenido mesiánico, por los motivos decorativos y por la iconografía debe datarse entre finales del siglo VI y principios del siguiente.