Tiene una representación simbólica, formada por círculos, dentro de los cuales se encierran términos conceptuales alusivos a virtudes o símbolos cristianos. Están unidos a un núcleo central, que se ha perdido, por cintas o bandas.
Navascués y de Juan 1948 [2019], nº 52: "Consiste el grabado en el fragmento de una cruz decorativa, de tipo visigoda, grabada en la piedra con surcos finos. No queda allí más que poco menos de la mitad izquierda la cabecera del palo vertical y la parte superior del brazo izquierdo. Los ángulos extremos de la cruz terminaban en sendos círculos de los que no quedan más que los dos superiores de la izquierda, en cuyo interior hay un monograma. Según lo que se ve en la piedra, sobre la cabecera de la cruz habría otro del que no se ve más que la letra de la izquierda. Todo estaba orlado por un ancho surco, abierto a biseles anchos, que siguiendo los lados del rectángulo de la losa enmarcaba la cruz, según copio y reconstruyo en el dibujo. [...] Deduciendo la forma de la cruz por el resto descrito, cabe suponer con fundamento que el número de monogramas inscritos en círculos serían nueve, dos por cada extremo de la cruz y otro en el centro, según la forma de estas cruces observadas en otras piezas visigodas. A esos nueve podrían añadirse uno, que existió encima de la cruz. Podría haber habido debajo de ella otro. Lo que no parece probable es que los hubiera junto a los extremos del palo transversal, pues algo del de la izquierda se hubiera conservado en el fragmento".

Navascués y de Juan 1948 [2019], 227-229 [807-809], nº 52; Álvarez Sáenz de Buruaga 1948-1949, 25 E, 1; Ramírez Sádaba - Mateos Cruz, CICMe 164, lám. 50 (HEp 9, 1999, 221).