Se ignoran las circunstancias de su hallazgo. No consta en el Inventario de Macías; Floriano la recoge en sus Notas pero sin darle procedencia. Por eso Navascués (1948) piensa que ingresó entre 1910 y 1939. Hay que suponer que se encontró en Mérida o alrededores, pues Floriano decía en 1944 (Excavaciones de Mérida): "Después de esto [El Teatro romano de Mérida] ya no poseemos otros materiales informativos que los consignados en las Memorias que publica la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades a continuación de cada una de las campañas".

Evidentemente la estación está representada símbolicamente por el producto más típico de ella (la cosecha de cereal). No tiene sentido que estuviera aislado, por lo que hay que pensar, como lo hizo Navascués, que perteneció a un conjunto de tableros de las cuatro estaciones que decoraría algún edificio visigodo de Mérida.
Por su grabado puede fecharse en la segunda mitad del s. V o los primeros años del VI d. C. (Navascués 1948 [2019], nº 34: "las prolongaciones de los ápices [de la A], de su segundo trazo oblicuo en la inicial, y el arrastre de los del trazo horizontal de la T hacia abajo, unido al suave modelado del relieve me determina a fechar este epígrafe en la segunda mitad del siglo V, aunque pudiera alcanzar, quizá, los primeros años del VI".).