Se descubrió en los cimientos de una pared del Convento de Santo Domigo, que se levantó en 1756, y en dicha pared permanecía hasta que desapareció. Vestigios de este convento son aún visibles en la Plaza de Santo Domingo.

A. Manlius Cornutus porta los tria nomina canónicos. La adición de Philem[o] o Philen[o], indicaría  que también se le conocía por un agnomen, cosa no frecuente en la epigrafía emeritense, pero tampoco inexistente. Es la única explicación plausible, porque la posibilidad de una dedicante, de nombre Philena, es más improbable en este tipo de monumentos. Podría pensarse en un étnico si nuestro personaje procedía de la ciudad griega de Phyle, pero, además de un error (tenemos Philen-), no encajaría bien ese origen en un nombre totalmente latino. Además no existe ningún individuo con ese étnico.